Cognición ENACTIVA

Danny Mauricio Lucas Marcos

Larissa Méndez

Michelle A. Soto  

Rebeca Garrido

Santiago Villaseñor

 

2021

“Donde hay vida, hay mente, y la mente en sus formas más articuladas pertenece a la vida.”
Evan Thompson

Introducción

Hace más de 25 años, Francisco Varela, Evan Thompson y Eleanor Rosch publicaron The Embodied Mind: Cognitive Science and Human Experience (TEM). Una obra en la cual se introdujo por primera vez el enfoque enactivo de la cognición, cuyo propósito consistió en crear un vínculo entre las posturas corporizadas de la mente y las posturas fenomenológicas de la subjetividad y la experiencia humanas (Thompson, 2010).  Basándose en una síntesis de ideas de diversas disciplinas (fenomenología, ciencias cognitivas, biología evolucionista, filosofía budista y psicología), su propuesta fue bien recibida junto con la visión emergente de la cognición activa, corporizada (corporeizada) y cimentada, la cual comenzaba a consolidarse, dando origen a una ciencia cognitiva enactiva (Ward et al., 2017). 

La idea principal del enfoque enactivo o enactivismo consiste en considerar a la vida mental también como vida corporal, que está situada en el mundo. Es decir, las raíces de la vida mental se ramifican a través del cuerpo y el ambiente, no pueden reducirse simplemente a procesos cerebrales (Thompson, 2010). Por lo tanto, el enactivismo plantea que la cognición puede ser explicada mediante la descripción global del estado de un sistema biológico, de tal forma que la estructura cognitiva es emergente, se auto-organiza, como resultado de las interacciones entre el organismo y el entorno (Varela et al., 1999). Desde esta perspectiva, se rechaza por completo el concepto de representaciones mentales, haciendo una crítica directa al cognitivismo y a la visión computacional de la mente. Para comprender mejor este enfoque, es importante mencionar algunos antecedentes que favorecieron su origen. 

ORÍGENES DEL ENACTIVISMO

En la década de 1970, la teoría de la autopoiesis surgió como una crítica a la falta de una profunda consideración sobre los organismos, agentes, o personas en las explicaciones científicas que se daban la biología, la neurociencia y la psicología (Di Paolo, 2018). Es relevante hablar de esta teoría porque las raíces históricas de la cognición enactiva se encuentran en ella, pues inicialmente se tomó como un componente central para explicar la vida y la mente, aunque después se alejaran de algunas propuestas de Maturana, su creador. 

La Autopoiesis de Maturana y Varela

La teoría de la autopoiesis dio origen luego de que el biólogo Humberto Maturana, se viera envuelto en una serie de intensas reflexiones en torno a qué es un ser vivo, qué es la vida y cuál es su sentido. Preguntas a las cuales, logró dar, junto con Francisco Varela, una respuesta bastante original sirviéndose de la biología y de la filosofía. Al preguntarse por la realidad, Maturana se dio cuenta de que lo que debía estudiar en su lugar era la cognición, ya que la pregunta por la realidad o "el ser" no tiene una respuesta, mientras que la pregunta por "nuestro hacer" en el mundo sí la tiene (Maturana, 2002). En otras palabras, pasó de preguntarse "¿cuál es la esencia de lo que observo? a ¿cómo hago lo que hago como un observador observando?" (Maturana, 2002, p. 6). 

¿Cómo hago lo que hago como un observador observando?”

¿Qué hacen los seres vivos que los hace ser seres vivos?

Entonces, ¿qué hacen los seres vivos que los hace ser seres vivos? Un aspecto central en lo "vivo" es su autonomía, su capacidad homeostática para conservar su identidad compensando activamente las perturbaciones (Maturana y Varela, 1998). Esta afirmación tuvo un fuerte impacto en el entendimiento de lo que implica estar vivo. La autonomía de los seres vivos es el reflejo de que todo lo que ocurre en su operar tienen que ver sólo con ellos, con su vivir, de tal forma que lo externo no determina lo que son, sino que dispara procesos relacionados con ellos para mantener su identidad.

A finales de 1963, Maturana fue capaz de dar una propuesta sobre cómo se podría definir a lo vivo, de esta propuesta surge el concepto de autopoiesis: cualidad de un sistema de reproducirse y mantenerse a sí mismo (Maturana y Varela, 1998). Entonces, se plantea que los seres vivos son “sistemas moleculares discretos que en sus continuas transformaciones se están produciendo a sí mismos” (Maturana, 2002, p. 8). Por lo tanto, se puede entender que los seres vivos son unidades discretas, todas las moléculas que componen a un ser vivo se producen ahí y estas mismas moléculas son las que participan en la producción de esas moléculas (Maturana y Varela, 1998). Esta vivo implica una constante creación de sí mismo, en el acto de auto-repararse, auto-mantenerse, y auto-modificarse durante todo el desarrollo ontogenético.

Al mismo tiempo que los seres vivos se están auto-produciendo, también se están auto diferenciando del ambiente todo el tiempo. La organización de un sistema es un aspecto muy importante, pues es lo que especifica la identidad de ese sistema o ser vivo y la conservación de esa organización se mantendrá como un proceso continuo hasta que se detenga y llegue, por lo tanto, el momento de la muerte (Maturana, 2002). Esto significa que la cognición y el proceso de la vida estarán determinados, principalmente, por la dinámica interna (u organización) del sistema, de modo que cualquier estímulo externo que venga a afectar al sistema sólo servirá para desencadenar procesos que ya eran parte de su dinámica interna (Di Paolo, 2018).

Tiempo después de su trabajo con Maturana, Varela señaló algunas críticas sobre lo que se planteaba en la teoría de la autopoiesis sobre lo cognitivo, con lo que dio inicio a la línea del pensamiento enactivo. En específico, la crítica que Varela y otros enactivistas se centraba en el "pequeño rol" que en la teoría de la autopoiesis le otorgaba al ambiente en su explicación sobre la cognición. Aunque coinciden que las representaciones mentales no son necesarias para el fenómeno cognitivo, los enactivistas no estaban de acuerdo en considerar al entorno o a lo externo como una mera perturbación de la actividad generada por la organización autónoma (prólogo de Francisco Varela, en el libro 'De Máquinas y Seres Vivos'; Maturana y Varela, 1998).

La teoría de la autopoiesis abrió la puerta para dejar de utilizar el leguaje relacionado la teoría computacional de la mente, esto es, hablar sobre procesamiento de información y manipulación de representaciones mentales. Sin embargo, los enactivistas señalan que la alternativa que se propone es muy débil porque deja a la interacción entre el agente y su entorno en una mera perturbación. Aunque siguen teniendo una noción autopoiética de la vida, pues la siguen concibiendo como una serie de procesos realizados por un sistema autónomo, para el enfoque enactivo, la cognición y la vida sólo se pueden explicar partiendo de que el ser vivo (o sujeto) y el mundo se están co-definiendo todo el tiempo (Di Paolo, 2018).

Influencias del enactivismo

Mientras esto sucedía, las críticas hacia el cognitivismo aumentaban a causa de su énfasis explicativo en la construcción y manipulación de las representaciones mentales. Consecuentemente, las principales teorías oponentes del cognitivismo permitieron el desarrollo del enactivismo. Mencionaremos tan sólo, tres de ellas:

TEORÍA DE SISTEMAS DINÁMICOS

La teoría de sistemas dinámicos proporciona un aparato formal y conceptual para describir las operaciones de desarrollo de sistemas complejos compuestos por múltiples partes que interactúan estrechamente (incluidos los sistemas auto-organizados). Estas caracterizaciones permiten una descripción global del estado de un sistema y su actividad (Ward et al., 2017). El enactivismo plantea que la cognición emerge de todas las interacciones entre el agente y su entorno, así como depende de manera constitutiva de un cuerpo viviente, el cual es entendido como un sistema autónomo (Varela et al., 1991). 

pSICOLOGÍA ECOLÓGICA

La psicología ecológica de Gibson, sostiene que la percepción visual del entorno es directa y no debe entenderse en términos de representaciones mentales, ya que los efectos sensoriales del entorno sobre nosotros pueden ser modulados por nuestra propia actividad (mirar de cerca, movernos, etc.). Además, lo que percibimos no es información neutral, sino que percibimos posibilidades de acción (affordances) que reflejan nuestras necesidades como agentes autónomos en un entorno (Ward et al., 2017). 

feNOMENOLOGÍA

La fenomenología influyó particularmente por la influencia de Merleau-Ponty, quien sostiene, que la capacidad de estar en una relación cognitiva significativa con el entorno depende de un conjunto de capacidades para la interacción corporal.  Esta dependencia relacional resulta en que los detalles particulares de nuestra corporeización hagan contribuciones importantes a la estructura del pensamiento y la experiencia (Merleau-Ponty, 1945/2012 en Ward et al., 2017). Cada organismo, en su respectivo entorno, realiza las actividades óptimas para mantener su equilibrio y es capaz de modificar su entorno según sus propias normas internas (Merleau-Ponty, 1963). Para el enfoque enactivo de la cognición, un sistema es cognitivo cuando su conducta es gobernada por las normas que dictan la continuidad de la propia existencia y la conservación de la identidad (Di Paolo y Thompson, 2014). 

fundamentos del enactivismo

De este modo, el enfoque enactivo fue introducido en 1991 por Francisco Varela, Evan Thomson, y Eleanor Rosch en el libro The Embodied Mind, el cual se basó en los postulados mencionados anteriormente y los combinó con conceptos de la biología de sistemas y las prácticas budistas (Thompson, 2010). Las ideas principales que se plantearon en el libro son las siguientes: 

THE embodied mind

(Varela, et al., 1991)

autonomía y creación de sentido

En el enfoque enactivo, ¿qué se entiende por cuerpo? El cuerpo no es un sistema funcional definido en términos de entradas y salidas, sino más bien el cuerpo viviente es por sí mismo un organismo autónomo, un sistema de construcción de sentido (Di Paolo y Thomson, 2014). Considerando lo anterior, es importante remarcar dos conceptos fundamentales para este enfoque: autonomía y creación de sentido.

autonomía

El concepto de "autonomía" fue introducido por Francisco Varela en el libro de Principles of Biological Autonomy en 1979. Lo que permite caracterizar a los organismos vivos como seres cognitivos es su corporeidad y su autonomía. Los organismos son internamente auto-constructivos de tal manera que regulan activamente sus interacciones con sus entornos, por tanto, la autonomía es la propiedad organizativa que permite comprender las relaciones cognitivas de un sistema con el mundo. Para que un sistema sea autónomo, sus procesos constitutivos deben:

Dicho esto, se puede decir que un sistema autónomo es “un sistema termodinámicamente abierto con cierre operacional que genera y sostiene activamente su identidad en condiciones precarias” (Thompson y Stapleton, 2009, p. 24).

creación de sentido

Respecto a la creación de sentido, se señala que los organismos más simples regulan sus interacciones con el mundo, transformando éste en un lugar de prominencia, significado y valor (un umwelt) biológicamente hablando. Esta transformación del mundo ocurre a través de la actividad de dar (y crear) sentido del organismo, este acto es la parte interaccional y relacional de la autonomía (Thompson y Stapleton, 2009). En otras palabras, dar sentido es una conducta que el organismo mismo produce (sobre la base de su autonomía) en relación con el significado y la valencia ambientales. Considerando estos dos conceptos, se puede decir que, la cognición se basa en la actividad de creación de sentido de agentes autónomos, seres que se generan y se sustentan activamente a sí mismos y, por lo tanto, producen sus propios dominios de significado y valor (Varela et al., 1991; Thompson, 2010)

El cuerpo es crucial para la cognición porque no puede haber construcción de sentido sin un cuerpo. Esto implica que la creación de sentido es un proceso corporal de autorregulación adaptativa (Di Paolo y Thomson, 2014). Por lo tanto, el vínculo entre el cuerpo y la cognición es constitutivo y no meramente causal. 

El legado del enactivismo

Una vez instaurado el enactivismo dentro de las ciencias cognitivas, el desarrollo de sus ideas incrementó y ha trascendido hasta distinguirse una variedad de visiones o teorías enactivistas. Según Ward et al. (2017) entre esta variedad, pueden distinguirse tres corrientes principales:

Variedades

Otra forma de entender la variedad de visiones enactivistas es considerando que hay versiones conservadoras las cuales aceptan utilizar explicaciones representacionalistas, y radicales, quienes toman una postura anti-represntacionalista en cualquier explicación sobre la cognición. A la vez, se ha propuesto una versión intermedia, la tolerante, que apoya la posición radical en el rechazo a las representaciones mentales, pero a su vez apoya la postura conservadora, pues no niega que algunos procesos cognitivos puedan explicarse sólo a través de las representaciones mentales (Raleigh, 2018).

¿Hacia dónde se dirige el enactivismo?

Como podrá advertirse, las críticas en torno al enactivismo y sus propuestas teóricas más recientes son multidireccionales. Algunas propuestas, se concentran en recuperar las ideas clásicas de la autopoiesis, mientras que otras llevan estos principios hacia paradigmas poco ortodoxos, como el caso del mindfulness (Ward et al., 2017).  Una crítica y a la vez una propuesta que hacen Villalobos y Palacios (2021) es la de retomar la teoría original de la autopoiesis de Maturana y Varela para estudiar la cognición. Sin embargo, a pesar de la gran cantidad de posturas enactivas que existen y de los debates que hay entre ellas, hay que tener en cuenta que toda esta disonancia nos muestra que el enactivismo y las Ciencias Cognitivas Corporizadas son disciplinas tan enriquecidas y misteriosas, en el sentido de que, lo que falta por descubrir puede ser descubierto de muchas maneras, permitiendo formular distintas explicaciones para un mismo fenómeno.

¿A qué nos referimos con esto? Para dar respuesta recurriremos a nociones de la fenomenología:

Retomando las ideas originales compartidas por el enactivismo y la fenomenología, se destaca el interés y la preocupación por la vida. Ambas posturas "convergen con la proposición de que la subjetividad y la consciencia deben explicarse en relación con la autonomía y la intencionalidad de la vida. 'Vida' que abarca el organismo, el cuerpo vivido subjetivamente y el mundo de la vida" (Thompson, 2010, p. 15).

Si la vida es organismo, cuerpo y mundo...

Si "la mente trae las cosas a la conciencia; revela y presenta el mundo" (Thompson, 2010, p.15)...

Si la vida corresponde a la mente...

Y, si el sujeto y el mundo se co-definen..

Entonces lo colectivo, lo histórico, lo simbólico y lo social también podría tener un papel importante en el estudio de la cognición (Di Paolo, 2018). Pues todo esto pertenece a la mente y lo que pertenece a la mente pertenece a la vida

Porque como dice el poeta Antonio Machado:

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;

Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

Así, la vida y la mente, como el caminante se hacen camino al andar…

ARTÍCULOS Y VIDEOS complementarios

Di Paolo E.A., Barandiaran X.E., Beaton M., & Buhrmann, T. (2014). Learning to perceive in the sensorimotor approach: Piaget’s theory of equilibration interpreted dynamically. Frontiers in Human Neuroscience, 8, 551. https://doi.org/10.3389/fnhum.2014.00551

Gallagher, S., Hutto, D., Slaby, J., & Cole, J. (2013). The brain as part of an enactive system. Behavioral and Brain Sciences, 36, 421–2. https://doi.org/10.1017/s0140525x12002105

Rietveld, E., Denys, D., & Van Westen, M. (2018). Ecological-enactive cognition as engaging with a field of relevant affordances. En Newen, A., De Bruin, L., & Gallagher, S. (Eds.), The Oxford handbook of 4E cognition, (pp. 41-70). Oxford University Press. https://doi.org/10.1093/oxfordhb/9780198735410.013.3

REFERENCIAS

Di Paolo, E. A. (2018). The enactive conception of life. En Newen, A., De Bruin, L., & Gallagher, S. (Eds.) The Oxford handbook of 4E cognition, (pp. 71-94). Oxford University Press. https://doi.org/10.1093/oxfordhb/9780198735410.013.4

Di Paolo, E., & Thompson, E. (2014). The enactive approach. In The Routledge handbook of embodied cognition (pp. 86-96). Routledge. https://doi.org/10.4324/9781315775845.ch7

Maturana, H. (2002). Autopoiesis, structural coupling and cognition: a history of these and other notions in the biology of cognition. Cybernetics and Human Knowing, 9, 5–34.

Maturana, H., & Varela, F. (1998). De máquinas y seres vivos. Universitaria.

Merleau-Ponty, M. (1963) The Structure of Behavior, trans. A. Fisher. Pittsburgh, PA: Dusequesne University Press.

Raleigh, T. (2018). Tolerant enactivist cognitive science. Philosophical Explorations, 21(2), 226-244.  https://doi.org/10.1080/13869795.2018.1477981 

Thompson, E. (2010). Mind in life. Harvard University Press.

Thompson, E., & Stapleton, M. (2009). Making sense of sense-making: Reflections on enactive and extended mind theories. Topoi, 28(1), 23-30.  https://doi.org/10.1007/s11245-008-9043-2

Varela, F. (1979). Principles of biological autonomy. Elsevier, North Holland.

Varela, F., Thompson, E., and Rosch, E. (1991). The Embodied mind: Cognitive Science and Human Experience. Cambridge, MA: MIT Press. https://doi.org/10.7551/mitpress/6730.001.0001

Villalobos, M., & Palacios, S. (2021). Autopoietic theory, enactivism, and their incommensurable marks of the cognitive. Synthese, 198(1), 71-87. https://doi.org/10.1007/s11229-019-02376-6

Ward, D., Silverman, D., & Villalobos, M. (2017). Introduction: The varieties of enactivism. Topoi, 36(3), 365-375. https://doi.org/10.1007/s11245-017-9484-6